TAPABOCAS

El tapabocas, también conocido como manta de pastor, es una prenda icónica de la Alta Ribagorça que encarna la tradición, el abrigo y el estilo de vida ligado a la montaña. Era una gran bufanda de lana, rematada con flecos en sus extremos, que ha acompañado durante generaciones a los pastores del Pirineo en su día a día, protegiéndolos del frío, la humedad y los cambios bruscos de tiempo. Su versatilidad es parte de su esencia: recogido sobre los hombros aporta calidez sin limitar el movimiento, y en caso de mal tiempo se despliega por completo, cubriendo el cuerpo como una capa, envolviendo a quien lo lleva en una protección cálida y eficaz.

Hoy, más allá de su uso tradicional, el tapabocas se adapta a nuevos contextos: es también una manta de sofá, de viaje o un plaid decorativo, manteniendo su esencia artesanal y su calidez inconfundible.

Tradicionalmente confeccionado con el color natural de la lana de oveja —blanco y negro, totalmente natural, sin tinte alguno—, el tapabocas puede presentarse a rayas o cuadros, en un diseño que ha perdurado a través de los siglos. Su elaboración artesanal, transmitida de padres a hijos, lo convierte en un producto local con identidad propia, que rinde homenaje a la historia propia de nuestras montañas.

Es, sin lugar a dudas, la pieza más representativa de nuestra Fábrica de Mantas desde sus inicios, y uno de los recuerdos más significativos de la comarca. Más que un accesorio, el tapabocas es historia tejida a mano: una prenda de abrigo funcional, profundamente ligada al paisaje y a la cultura del Pirineo.

Cada año, en la Feria de la Girella del Pont de Suert, este símbolo del pasado y del presente cobra nuevo protagonismo con la figura del Mayoral de los Pirineos, quien recibe, junto al tradicional gancho de pastor, un tapabocas que lo acompañará durante toda la jornada. De esta manera, la manta de pastor vuelve a ocupar el centro de la vida comunitaria, recordando su valor como parte del patrimonio cultural y textil de la Alta Ribagorça.